Disfunción tiroidea y factores de riesgo
cardiovascular en adultos de la ciudad de Obligado-Paraguay
Thyroid dysfunction and cardiovascular risk factors in adults of the
city of Obligado-Paraguay
Lilian Kolbe
Dickel1, Williams R. Pedrozo1, 2, Rocío M. Ares1, 2,
Graciela A. Bonneau1,
2, *
1- Facultad de Ciencias Exactas,
Químicas y Naturales, Universidad Nacional de Misiones. Argentina.
2- Ministerio de Salud Pública provincia
de Misiones. Argentina.
* E-mail: grabonneau@gmail.com
Recibido: 11/11/2019; Aprobado: 08/09/2020
Las disfunciones tiroideas representan
una de las alteraciones endócrinas más prevalentes, siendo reconocidos factores
de riesgo para enfermedades cardiovasculares. El objetivo del estudio fue evaluar
la enfermedad tiroidea y su asociación con factores de riesgo cardiovascular en
adultos. Se realizó un estudio descriptivo transversal, donde fueron analizados 323
pacientes que asistieron al Sanatorio Alemán de Obligado, Paraguay durante 2015-2016.
Se determinó TSH, T3, T4 y T4 libre, glucemia y perfil lipídico y se tomaron
medidas de peso, talla y presión arterial. El 21% de los individuos tenían
hipotiroidismo y 3.4% hipertiroidismo. Hubo
relación entre índice de masa corporal y niveles de TSH. El hipotiroidismo se
asoció con síndrome metabólico y dislipidemia. Los niveles de TSH
correlacionaron significativamente con triglicéridos, circunferencia de
cintura, colesterol total, LDL y HDL. Atendiendo
que en este estudio las alteraciones se vieron en etapas tempranas de la vida,
queda evidenciada la importancia de la detección precoz de dichas alteraciones.
Palabras clave: Hormonas tiroideas; Hipotiroidismo;
Perfil lipídico; Síndrome metabólico.
Thyroid dysfunctions represent one of the most
prevalent endocrine alterations, being recognized as risk factors for
cardiovascular diseases. The objective of the study was to evaluate the thyroid
disease and its association with cardiovascular risk factors in adults. 323
patients who attended the German Sanatorium in Obligado, Paraguay during
2015-2016 were analyzed through a cross-sectional descriptive study. TSH, T3,
T4 and free T4, glycemia and lipid profile were determined by taking weight,
height and blood pressure measurements. 21% of the individuals showed
hypothyroidism and 3.4% showed hyperthyroidism.
There was a relationship between body mass index and
TSH levels. Hypothyroidism was associated with metabolic syndrome and
dyslipidemia. TSH levels significantly correlated with triglycerides, total
cholesterol, LDL and HDL. Considering that the alterations were observed in the
initial life stages, the early detection of these alterations are evidenced as
relevant matter.
Key
words: Thyroid hormones;
Hypothyroidism; Lipidic profile; Metabolic syndrome.
La glándula tiroides
produce dos hormonas yodoamino ácidas, la 3, 5,3´-triyodotironina (T3) y la 3,
5,3´,5´-tetrayodotironina (T4) las cuales regulan la expresión genética, la
diferenciación tisular y el desarrollo en general (1-6). Las Hormonas tiroideas (HT) deben mantenerse a un nivel saludable; esto
se logra mediante un ciclo complejo regulado por la hipófisis mediante la
secreción de tirotrofina (TSH) (7-12).
Las enfermedades
que afectan a la glándula tiroides representan una de las alteraciones
endócrinas más prevalentes, siendo las disfunciones tiroideas (DT) factores de
riesgo para distintos procesos patológicos tales como las enfermedades
cardiovasculares (ECV), diabetes mellitus, obesidad y síndrome metabólico (SM) (13). La DT trae consigo manifestaciones clínicas propias de
un hipo o hipertiroidismo, las cuales se pueden acentuar si el individuo no
recibe tratamiento, haciéndolo vulnerable a padecer afecciones como falla
cardíaca, fibrilación auricular y coma mixedematoso que conducen a un deterioro de la calidad de vida del paciente
(14-16).
Las HT
participan de manera importante en el metabolismo de los lípidos, estimulando
por acción enzimática y por estimulación b-adrenérgica la degradación de estos
en el tejido adiposo, favoreciendo así la b-oxidación de los lípidos a nivel
del músculo e hígado. Así mismo, estas hormonas, facilitan la excreción de
colesterol, su conversión a ácidos biliares y aceleran el recambio de las
lipoproteínas de baja densidad (LDL), quizás por estimulación en la síntesis de
sus receptores o por la degradación de ésta (16,17). Es decir, estas hormonas influyen en todos los aspectos
del metabolismo de los lípidos, incluyendo la síntesis, la movilización y la degradación
de los metabolitos. En la DT, la dislipidemia, las anormalidades metabólicas y
hemodinámicas coexisten, acarreando un alto riesgo de ECV (17). En estudios
previos (13,18,19), se han señalado incrementos en los indicadores de
riesgo cardiovascular (RCV) especialmente en mujeres de edad avanzada con
cuadros de hipotiroidismo. También se observa que los factores de riesgo
analizados por separados, no muestran concordancia en su totalidad, aunque
analizados en conjunto marcan un estado de riesgo para el paciente.
Las HT ejercen acciones importantes sobre el corazón y los vasos, lo que induce
diversas modificaciones que incluyen alteraciones hemodinámicas y efectos
mediados sobre las células miocárdicas a través de la expresión de varios genes
(20,21). Diversos estudios han confirmado que T3 es el
efector de la mayoría de las acciones biológicas tiroideas, entre ellas los
efectos sobre el corazón y las células musculares lisas de los vasos
sanguíneos. Cuando T3 ingresa al miocito, ésta interactúa con los receptores
nucleares de HT (RT3). La unión de estos receptores a la T3 conduce a la
transcripción óptima de secuencias específicas de ácido desoxirribonucleico
(ADN); estos genes codifican tanto proteínas regulatorias como estructurales
relacionadas con la función contráctil (20,22).
Cuando la
función tiroidea está disminuida es posible encontrar bradicardia sinusal,
hipertensión arterial (HTA) leve de predominio diastólico, una presión de pulso
o diferencial reducida (debido a un incremento de la resistencia vascular sistémica)
(21).
La condición hipotiroidea induce alteraciones en el
metabolismo de las lipoproteínas sanguíneas, que conducen a grados importantes
de hipercolesterolemia, que a su vez determina un proceso de aterosclerosis
acelerada y desarrollo de enfermedad coronaria, ya que aumenta el colesterol
LDL y disminuyen los receptores hepáticos de LDL y también su actividad, lo
cual determina una disminución en la depuración sanguínea del colesterol LDL.
El hipotiroidismo es un factor de riesgo independiente para hiperlipidemia,
favoreciendo el aumento de colesterol total, triglicérido, colesterol LDL,
aumentando el RCV (23,24).
El síndrome metabólico (SM) y la obesidad son entidades que han
incrementado de manera alarmante su prevalencia a nivel mundial, siendo ambas
consideradas como factores de RCV. El SM combina una serie de factores
genéticos que asociados al estilo de vida aumentan la predisposición a eventos
cardiovasculares (25). Diferentes estudios han evaluado
la posibilidad de una relación o asociación tanto de SM y obesidad con el
hipotiroidismo (26,27). Existen reportes que describen al hipotiroidismo como
una condición frecuente en sujetos con SM (26). En otros estudios se ha descrito
una prevalencia similar de SM entre sujetos con hipotiroidismo o eutioideos (28). Respecto a la relación del mismo
con los componentes de SM, se ha descrito una asociación directa entre la
elevación de TSH y la elevación de triglicéridos o disminución de HDL en
sujetos con SM (29).
Otro estudio reportó una asociación significativa
entre elevación de TSH e incremento de IMC, triglicéridos y el número de casos
de SM, pero utilizando un corte de TSH en 2,5mIU/ml (30). La correlación entre el
hipotiroidismo y el SM varía en relación con las características demográficas y
geográficas (18,31).
Respecto a obesidad e hipotiroidismo existen estudios
en los cuales se describe que incrementos en los valores de TSH (en rangos de
hipotiroidismo subclínico) están asociados con aumento de peso u obesidad en la
población general (27,30). Sin embargo en algunos de ellos
solo se describe una asociación, más no una relación de causalidad (27). Otros reportes no encuentran
relación o asociación entre obesidad e hipotiroidismo (18).
En América Latina 75% de la mortalidad total en
adultos se debe a enfermedades crónicas. Desde la década de los 70 del siglo
pasado se conoce la relación entre la DT y la mortalidad por ECV (26). Estudios recientes consideran al
hipotiroidismo como un factor de riesgo independiente y aditivo para enfermedad
coronaria silente (29). Sin embargo, el papel del
hipotiroidismo como factor de RCV es debatible aún, ya que la mayoría de los
estudios actuales son discordantes.
Por ello nos propusimos evaluar la enfermedad tiroidea a través del perfil tiroideo y la clínica
del paciente y su relación con factores de riesgo cardiovascular como la
dislipidemia, síndrome metabólico, alteraciones del metabolismo hidrocarbonado
y obesidad, en individuos adultos, que asistieron al Sanatorio Alemán de la
ciudad de Obligado-Paraguay en el periodo enero 2015 – julio 2016.
Se realizó un estudio de tipo descriptivo,
transversal.
En el periodo
comprendido entre el 01 de enero del 2015 al 30 de julio del 2016 concurrieron
al sanatorio Alemán de Obligado un total de 323 pacientes. Todos los pacientes
asistieron a realizarse perfil tiroideo y lipídico
por solicitud médica.
Individuos entre 20 y 45
años que firmaron su consentimiento informado y que contaron con la ficha
completa para ingresar en al estudio.
Todos los pacientes con
antecedentes personales de patología tiroidea (diagnóstico previo al estudio) o
que ya estaban en tratamiento, aquellos que estaban cursando alguna enfermedad
infecciosa, renal u oncológica, embarazadas y al (diagnosticados previamente),
pacientes con tratamiento antihipertensivo y los que se negaron a formar parte
del estudio.
Los individuos fueron
invitados a participar del estudio; se les explicó en qué consistía y firmaron
su consentimiento. Luego se procedió a extraerles sangre con ayuno de 12 horas.
Se realizaron las siguientes determinaciones: TSH, T3, T4, T4 L, que
fueron procesados empleando métodos de ELFA, con equipo de Minividas. También
se midió glucosa y perfil lipídico en analizador automático Metrolab 2100
(Buenos Aires, Argentina). Los
Coeficientes de Variación Interensayo (CVInter) a lo largo de los cinco años de
seguimiento oscilaron entre los siguientes valores: glucemia CVInter =
2,37-3,47%, triglicéridos CVInter = 1,62-3,61% y colesterol HDL CVInter=
1,84-4,42%.
La concentración
sérica de glucemia (Coeficiente de Variación entre-ensayos (CV= 2,43%),
colesterol total (CV= 2,13%), y triglicéridos (CV= 2,45%) se determinó
utilizando métodos enzimáticos colorimétricos con colorimetría final según
Trinder. El col HDL (CV= 3,41%) se determinó por precipitación selectiva con ácido
fosfotúngstico y medición enzimática del colesterol en el sobrenadante. El
col LDL (CV= 3,55%) se determinó por precipitación selectiva
mediante el agregado de polímeros de alto peso molecular (polivinilsulfato), y
luego de centrifugar, en el sobrenadante, se midió el col VLDL+col HDL, y por
diferencia con el colesterol total se obtuvo el col LDL. En aquellos individuos
que presentaban triglicéridos (TG) menor a 200 mg/dl se lo calculó por la
fórmula de Friedewald (1972)= col LDL
= col-total – col HDL – (TG/5) mg/dl. El
col VLDL se obtuvo a través del siguiente cálculo: col VLDL= Col-Total – (col HDL + col LDL).
Además, se tomaron las medidas
antropométricas, el
peso, en kg, en balanza de pié con altímetro, la talla en metros y centímetros,
en posición de pie, con el paciente sin calzado ni objetos en la cabeza, en
posición Frankfürt, con los talones juntos, los hombros relajados y ambos
brazos al costado del cuerpo; luego de realizar una inspiración profunda. Con
las medidas de peso y talla se calculó el Índice de Masa Corporal (IMC),
considerando normo peso cuando el IMC ≥ a 18,50 kg/m2
y < a 25 kg/m2, sobrepeso: IMC ≥ a 25 kg/m2 y
< a 30 kg/m2 y obeso: IMC ≥ 30 kg/m2. La circunferencia de cintura se midió en centímetros y
milímetros, en el punto medio de la zona abdominal entre el último arco costal
y la cresta iliaca con una cinta métrica inextensible, según lo establecen los
criterios de la OMS. Se midió la presión arterial en posición
sentado, utilizando esfingomanómetro de mercurio, luego de 15 minutos de
reposo, según la American Heart Association. Se realizaron dos mediciones en el
brazo derecho con intervalos de 5 minutos entre cada medición, considerando al
primer y último ruido de Korotkoff como valores de la presión arterial
sistólica y diastólica, respectivamente, las dos mediciones fueron promediadas.
Edad: se midió en años
Sexo: Femenino, Masculino
Eutiroideos: TSH entre 0,3 – 4,8 uIU/ml; FT4 entre 0,65 – 1,90 ng/dl; T3 entre 0,69
– 2,02 ng/ml; T4 entre 4,8 – 11,6 ug/dl en mujeres y entre 4,4 – 10,8 ug/dl en
hombres.
Hipotiroidismo: TSH mayor a 4,8 uIU/ml;
FT4 menor a 1,10 ng/dl y T3 inferior a 0,69 ng/ml; T4 inferior a 4,8 ug/dl en
mujeres e inferior a 4,4 ug/dl en hombres.
Hipertiroidismo: TSH menor a 0,3 uIU/ml; FT4 mayor a 1,10 ng/dl; T3 superior a 0,69
ng/ml; T4 superior a 11,6 ug/dl en mujeres e superior a 10,8 ug/dl en hombres.
Glucemia
en ayunas alterada: ≥ 100 mg/dl y < 126 mg/dl
Hipertrigliceridemia: triglicéridos (Tg) ≥ 150 mg/dl.
Hipercolesterolemia:
colesterol (Col) ≥ 200 mg/dl.
Dislipidemia: se definió como la
presencia de hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y col HDL disminuido.
El criterio para
definir SM del ATPIII (el adulto con
tres o más de los siguientes parámetros es clasificado como portador del SM):
1) circunferencia de cintura: hombres > 102 cm y
mujeres > 88 cm. 2) PA: sistólica ≥ 130 mmHg
o diastólica ≥ 85 mmHg. 3) nivel de
colesterol HDL en sangre: hombres < 40 mg/dl y mujeres < 50 mg/dl., 4)
nivel de triglicéridos en sangre: ≥ 150 mg/dl y 5) nivel de glucemia en sangre:
≥ 110 mg/dl o en tratamiento hipoglucemiante.
Para el análisis de los datos de las fichas
epidemiológicas y la elaboración de los cuadros y gráficos se utilizó el
programa Excel. Se evaluó la distribución de la población con el test de
normalidad de Kolmogorov-Smirnov. Para el análisis descriptivo de las variables
paramétricas se utilizaron las medias y los desvíos estándares; para las
variables no paramétricas se utilizaron medianas y percentiles. Para la
comparación entre grupos, se utilizó Chi cuadrado. Para el análisis de
correlación se utilizó el coeficiente de Spearman. Todos los análisis se
realizaron con un nivel de confianza del 95% y con una significación <0.05.
RESULTADOS
Referencias: CC: circunferencia de
cintura; PAS: Presión arterial sistólica; PAD: presión arterial diastólica;
Glu: glucosa; Col: colesterol; Tg: triglicéridos; Col HDL: lipoproteína de alta
densidad; Col LDL: lipoproteína de baja densidad; T3: triiodotironina; T4:
tiroxina; TSH: hormona estimulante de la tiroides; T4L: tiroxina libre. *Los
datos se expresan en medianas y percentilos 25 y 75.
Gráfico N° 1.
Prevalencia
de las alteraciones de la función tiroidea según género (n=323).
Del total de 323 pacientes
analizados, se encontró que el 75,5% eran eutiroideos, el 21 % presentaba
hipotiroidismo y el 3,5 % eran hipertiroideos. Las mujeres presentaron el mayor
porcentaje de alteraciones tiroideas.
Gráfico Nº 2. Distribución etaria de la población en
estudio de acuerdo al compromiso tiroideo (n=323).
El rango de edad promedio en
el cual los pacientes presentaron principalmente hipotiroidismo e
hipertiroidismo fue entre los 35 a 45 años.
Tabla N° 2. Perfil tiroideo
según el estado de la función tiroidea de los pacientes, al momento del
diagnóstico (n=323).
Función Tiroidea |
TSH (uUI/ml) |
T3 (ng/ml) |
T4 (ug/dl) |
T4L (ng/dl) |
Eutiroideo n=244 |
1,89 (1,3-2,77) |
1.05 (0,905-1,27) |
7,42 (6,59-8,09) |
1,23 (1,12-1,4) |
Hipotiroideo n=68 |
7,68 (5,74-14,10) |
0,91 (0,69-1,05) |
6,69 (5,75-7,8) |
0,98 (0,67-1,205) |
Hipertiroideo n=11 |
0,10 (0,05-0,15) |
1,03 (0,76-1,78) |
8,99 (8,04-10,33) |
1,46 (1,39-1,8) |
Referencias:
Valores expresados en mediana y percentiles 25 y 75. TSH: tirotrofina; T4:
tiroxina total T3: triyodotironina; T4L: tiroxina libre.
Tabla N° 3. Correlación de niveles de TSH con factores de riesgo cardiovascular
(n=323).
Referencias:
PAS: Presión arterial sistólica; PAD: presión arterial diastólica; Col HDL:
lipoproteína de alta densidad; Col LdL: lipoproteína de baja densidad; IMC:
Índice de masa corporal; T3: triiodotironina; T4: tiroxina; TSH: hormona
estimulante de la tiroides; T4libre: tiroxina libre. NS: No significativo. Test
estadístico: Rho de Spearman (Rho)
Al
correlacionar los niveles de TSH con los parámetros de riesgo cardiovascular,
se observó una correlación significativa con IMC, triglicéridos, colesterol de
LDL, colesterol total y circunferencia de cintura.
Gráfico Nº 3. Alteraciones de la función tiroidea en
pacientes con síndrome metabólico(n=323).
Referencias: test estadístico chi
cuadrado.
La diferencia
observada entre la presencia de SM y la condición tiroidea fue significativa
(p=0,003) y se debe principalmente a la relación hallada entre el
hipotiroidismo y el SM.
Tabla
N° 4. Función tiroidea según peso
normal, sobrepeso y obesidad (n=323).
|
Eutiroideo % (n) |
Hipotiroideo % (n) |
Hipertiroideo % (n) |
p |
Normopeso |
82,2 (97) |
12,7 (15) |
5,1 (6) |
0,075 |
Sobrepeso |
71 (93) |
26 (34) |
3,1 (4) |
|
Obeso |
73 (54) |
25,7 (19) |
1,4 (1) |
Referencias: test estadístico chi
cuadrado.
De los 323 pacientes evaluados, 118 (36%) presentaron
normopeso, 131 (41%) sobrepeso y 74 (23%) fueron clasificados como obesos; por
lo tanto, el 64% de la población estudiada tenía exceso de peso. No se
encontraron diferencias significativas entre alteraciones tiroideas de acuerdo
a la clasificación según el índice de masa corporal.
Tabla
N° 5. Alteraciones de la función
tiroidea con niveles elevados de colesterol y triglicéridos (n=323).
|
Eutiroideo % (n) |
Hipotiroideo % (n) |
Hipertiroideo % (n) |
P |
Colesterol
elevado |
65,2 (88) |
34,1 (46) |
0,7 (1) |
0,0001 |
Triglicéridos
elevados |
71 (74) |
29 (30) |
0 |
0,007 |
Referencias: test estadístico chi
cuadrado.
El 42% (n=135)
de la población total presentó colesterol elevado y el 32% (n=104)
triglicéridos ≥150. El 49% de aquellos con alteraciones tiroideas presentaron
dislipidemia. Habiendo diferencias significativas en su relación con las
alteraciones tiroideas. Se encontró que la relación del aumento de colesterol
y triglicéridos se halla principalmente
con el hipotiroidismo.
DISCUSIÓN
El término DT describe un variado número de entidades con solapados e inespecíficos signos
y síntomas que pueden ser equivocadamente atribuidos a otras enfermedades; la
confirmación de dicha sospecha conlleva a la realización de una serie de
pruebas analíticas para verificar el diagnóstico, su etiología y
posteriormente, obliga a un seguimiento del paciente para controlar su evolución
y tratamiento.
La OMS habla de que
aproximadamente entre el 8 y 10 % de la población mundial padece de desórdenes
de la función tiroidea, aclarando que cada región o país debe hacer su propio
análisis de situación con respecto a estas patologías (32,33).
En el Reino Unido encuentran una prevalencia de
disfunción tiroidea en adultos del 1 al 2% y en Estados Unidos el 5% de la población adulta (34,35).
En Chile, Liberman y col, analizaron
7627 muestras de personas sin antecedentes previos de ET y encontraron 3,4% de
hipotiroideos y 1,6% de hipertiroideos (36); en cambio Lizarzaburu-Robles y col, hallaron una prevalencia
de hipotiroidismo en adultos de 14,5% (19).
En un trabajo realizado en el Hospital
de Clínicas de Buenos Aires, el 8,33% de la población estudiada presentó DT,
7,63% de hipotiroidismo y 0,70% hipertiroidismo (37).
Las prevalencias encontradas en el
presente trabajo son superiores a otros estudios, debiendo resaltarse que se
trató de una población que desconocía su estado tiroideo. En Paraguay, Vera y
col. (38), encontraron que el 32% tenía hipotiroidismo y el 10%
hipertiroidismo, estos datos corresponden a población general, donde también
fueron incluidos pacientes con
tratamiento.
Cabe destacar que las frecuencias de
los diferentes trabajos difieren unos de otros y que lo importante es que cada
región tenga su propio perfil epidemiológico, ya que estas patologías en gran
parte están subdiagnosticadas.
Al analizar la distribución de las DT
de acuerdo al sexo, hemos encontrado mayor prevalencia en mujeres, 23% de
hipotiroidismo y 3% de hipertiroidismo, dato que coincide con otros trabajos (5,38-41); aunque otros autores refieren
no encontrar diferencias entre sexos (36,42).
De acuerdo
a la bibliografía la frecuencia de estas patologías aumenta con la edad (38,43-45), dato que coincide
con nuestros hallazgos, donde la mayor frecuencia de hipo e hipertiroidismo se
encontró en la tercera y cuarta década de la vida. La alerta en la vigilancia
de estas patologías se debe dar, considerando que tener una mayor prevalencia
en la tercera edad sería muy inferior a las edades reportadas por otros
autores.
Varios autores (18,29,34,36), sostienen que el hipotiroidismo se asocia a
ECV e incremento de la ateroesclerosis y que una gran cantidad de estudios
epidemiológicos muestran mayor riesgo de mortalidad cardiovascular por
hipotiroidismo, pero también reconoce que no todos los estudios lo demuestran.
Por lo tanto, evaluar factores de riesgo que predisponen a las ECV es prevenir
futuras complicaciones y disminuir la morbimortalidad ocasionadas por estas.
Anteriormente,
la bibliografía asociaba al sobrepeso/obesidad como uno de los signos
característicos del hipotiroidismo, ha sido históricamente considerada un criterio para establecer el
diagnóstico de hipotiroidismo, pero, la asociación entre ellos rara vez se
encuentra en los pacientes (18,29).
Hoy día el principal criterio metabólico es la ganancia de peso en la
presencia de otros signos y síntomas del hipotiroidismo. El hipotiroidismo está
claramente relacionado con el peso corporal y una mayor adiposidad, pero la
gama de cambios hormonales relacionados con el aumento de peso sigue siendo un
tema de debate. Las HT afectan muchos procesos metabólicos. Entre los varios
cambios hormonales que se producen en la obesidad, la concentración de TSH en
suero ha sido foco de recientes estudios con resultados contradictorios,
específicamente en la asociación entre los cambios en las medidas
antropométricas y la concentración de TSH sérica entre los sujetos con DT (18,29). Si bien hemos encontrado
correlación significativa entre el índice de masa corporal y los niveles de
TSH, pero, cuando relacionamos al IMC de acuerdo a su clasificación con las
alteraciones tiroideas, no encontramos diferencias significativas. Por lo
tanto, nuestros hallazgos refuerzan la idea contradictoria que se viene
planteando con respecto a las alteraciones tiroideas y el estado de
sobrepeso/obesidad.
Uzunlulu (26) y Fox (27) explican que el SM y la obesidad
son entidades que han incrementado de manera alarmante su prevalencia a nivel
mundial, siendo ambas factores de RCV; han evaluado la asociación de SM y
obesidad con el hipotiroidismo lo cual coincide en parte con los resultados de
este estudio donde solo hemos encontrado relación del hipotiroidismo con el SM,
coincidente con otros autores (29,30).
El hipotiroidismo es una causa
reconocida de dislipidemia secundaria (43). El 49% de nuestra
población que tenía alteraciones de la función tiroidea se presentó con
dislipidemia. Se encontró correlación entre los valores de TSH y los niveles de
triglicéridos (TG), Colesterol total, colesterol de LDL y con colesterol de
HDL. Además cuando se comparó con los diferentes estados del perfil tiroideo,
se halló relación entre dislipidemia e
hipotiroidismo, estos datos son coincidentes con numerosos trabajos de otros
autores (5,43-46).
Son muy escasos
los estudios que se enfocan en la asociación de la DT y el RCV en la zona. Con
este trabajo queremos resaltar la importancia de la realización de la búsqueda
activa de estas patologías para obtener información y conocer a nuestra
población.
CONCLUSIONES
§ Del total de 323 individuos
del estudio, se encontraron 68 pacientes con hipotiroidismo (21%) y 11 con
hipertiroidismo (3%), con mayor prevalencia en mujeres, siendo el principal
rango etario entre los 35 a 39 años de edad. Las prevalencias superiores y el rango etario son hallazgos
propios que difieren de otros estudios.
§ Los niveles de TSH
presentaron correlación altamente significativa con los siguientes parámetros
de RCV; IMC, triglicéridos, colesterol total, LDL, HDL, circunferencia de
cintura.
§ Existe una relación
significativa entre el Síndrome Metabólico, los niveles elevados de colesterol
y triglicérido con el hipotiroidismo en los pacientes.
§ De la evaluación de los
factores cardiometabólicos, estos parámetros se presentan de forma similar a la
bibliografía con un comportamiento dispar.
§ Finalmente, se concluye que
la búsqueda y diagnóstico de alteraciones de la función tiroidea, en etapas
tempranas de la edad adulta, es de suma importancia considerando que estas
patologías pueden estar presentes sin ser detectadas, en forma
oligosintomáticas o silentes, enmascarando otras enfermedades, o manifestando
comportamientos esquivos por la gran sintomatología inespecífica que pueden
llegar a presentar.
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